La vida con otros ojos. Reportaje diario ABC (06/06/10)

(Reportaje publicado en el diario ABC, el 06/06/2010)


Texto: Ana Belén Callado
Foto: Inès Baucells (ABC)

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Rafael Olalla acaba de estrenar nariz, cuatro años después de volver a nacer. En estos días posteriores a la operación tiene una sensación que no puede entender: le parece que vive más feliz que antes del accidente.

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Por fin ha acabado la larga espera. Después de pasar 9 veces por el quirófano, su cara ya tiene un aspecto más formal. Cuando se le baje el hinchazón, Rafa espera poder volver a entablar una relación sin tener que explicar que fue el bombero que perdió la vista y una gran parte de la cara en la explosión de gas ocurrida en Santa Coloma de Gramenet, Barcelona, el 12 de enero del 2006.

De momento está muy contento con el resultado obtenido porque al reconstruirle la nariz, le han reabierto las fosas nasales: “Ahora que vuelvo a oler y sentir el gusto, parece que vea más”.

Durante estos cuatro años de operaciones y recuperaciones, su vida ha cambiado de forma radical y ahora se siente una persona nueva: “Estoy viendo crecer a un personaje que aunque sea yo mismo, a veces me cuesta creer”. A los 39 años, tras despertarse del coma un mes después de la explosión, tuvo que aprender de nuevo a comer, a hablar, a reír, a vivir en la oscuridad… Había perdido un ojo y la visión del otro, y apenas tenía movilidad en la cara, ya que le habían puesto más de 60 tornillos para reconstruirle la nariz y la boca.

Ante esta nueva oportunidad que le dio la vida, insiste en que no tiene derecho a quejarse ni a enfadarse. Y tampoco a ir con prisas. Si una cosa le ha quedado clara en esta nueva etapa es que la paciencia es clave para superarse. De hecho, han tenido que pasar cuatro años para que recupere un aspecto formal. Curiosamente, también es el tiempo que los vecinos afectados por la misma explosión han tenido que esperar para entrar a vivir en sus nuevos pisos. Para Rafa, que ya está jubilado en el cuerpo de bomberos, este tiempo le ha ayudado a aprender y a valorar sus virtudes y defectos, y sobre todo, a desarrollar ese sexto sentido que sólo los ciegos tienen.

“Yo antes veía, pero ahora que no veo, veo más que antes”

“Es impresionante poder conocer a alguien sin ver… y notarlo todo”. Así explica como se siente tras descubrir que ha sido capaz de adaptarse a su nueva condición, después de quedarse con sólo un 3% de visión en la parte superior de un ojo. Aunque sólo ve sombras por ese ángulo, cocina hasta con gafas de agua para que ninguna chispa de aceite ni nada le dañe ese resto visual que a pesar de ser tan insignificante, le permitió por ejemplo percibir la forma de la Torre Eiffel cuando viajó a París con la ONCE.

“Yo antes veía, pero ahora que no veo, veo más que antes”. Con la ceguera ha aprendido a percibir el interior de la gente de otra manera, a captar los estados de ánimo más intensamente y a detectar más rápido la mentira y el engaño. No obstante, la oscuridad también le ha hecho desconfiar y pasar miedo, ya que le han robado unas cuantas veces y han intentado aprovecharse de su situación. Rafa conoce bien la noche barcelonesa porque cuando libraba de bombero ejercía de taxista y por eso, prefiere no salir a esas horas para evitar encontrarse de cara con todos aquellos individuos con los que antes cuando veía se cambiaba de acera.

Sus dos profesiones eran su gran pasión y no poder volver a practicarlas, ha sido uno de los aspectos que más le ha costado superar. Cuando volvió a salir a la calle después del accidente, tuvo que huir a Nerja, en Málaga, para desconectar del ajetreo y el ruido de Barcelona pero también, para no escuchar tantas sirenas de bomberos porque se ponía ‘malo’ cada vez que sonaban. “Todavía hoy, cuando escucho el camión se me hace un nudo en el estómago que no puedo evitar”. La tensión de subirse al vehículo y dirigirse a toda prisa hacia el destino, dice que es una emoción que siempre echará de menos. Pero para paliar esta sensación, visita frecuentemente a sus amigos del parque de bomberos de Santa Coloma de Gramenet y los acompaña a todos los partidos de fútbol que juegan porque aunque ya no sea el capitán del equipo, ha pasado a ser su entrenador y quien chuta los penaltis.

Ahora que ya está recuperado del accidente, Rafa pasa la mayor parte del tiempo escribiendo sus vivencias en el ordenador, gracias a las clases de mecanografía que le impartieron en la ONCE. Quiere transmitir en un libro que la vida hay que aprovecharla al máximo, pese a las dificultades que puedan surgir y que sólo regalando amor a los que te rodean, se puede llegar a ser más feliz… o al menos, él lo siente así.

Acerca de 69tornillosyciego

cuando la vida te deja desnudo sin avisar, lo mejor es reir y amar.
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